En su artículo “Famine, Affluence and Morality” de 1972, el filósofo utilitarista Peter Singer planteó un escenario hipotético que ha tenido un gran impacto en el mundo de la filosofía moral. [i] El escenario que plantea nos describe la situación siguiente: vas caminando por un parque cerca de un estanque poco profundo cuando ves a un niño que se está ahogando. Si no haces nada por ayudarle, morirá ahogado. Puedes salvar al niño si te tiras al estanque, caminas hasta él, y lo levantas del agua, a cambio de estropearte los zapatos y los pantalones. Peter Singer nos pregunta: ¿tenemos obligación moral de salvar al niño?
La respuesta a la pregunta resulta bastante evidente a todo el mundo: sí, tenemos la obligación moral de salvarlo. El sacrificio de estropearnos la ropa es muy pequeño, y salvar la vida del niño claramente vale tal sacrificio. Incluso en la situación de que haya otras personas alrededor del estanque, pero que no estén ayudando, esto no exime de tu obligación moral de ayudar y salvar al niño.
Ahora imaginemos que ese niño está en la misma situación, aunque a un kilómetro de distancia. Vas conduciendo un coche y ves el niño ahogándose a lo lejos. Pero gracias a tu coche, el esfuerzo para salvarlo es exactamente el mismo que si lo vieses cuando vas paseando. Lo más razonable es decir que esta distancia no nos exime de la obligación moral de ayudar.
Singer continúa su argumento mencionando que, en ese caso, estamos aceptando que realizar un pequeño sacrificio está justificado si la ganancia es grande, como es salvar la vida de otra persona. Singer resume la conclusión alcanzada con el lema: “Si está en nuestro poder evitar que suceda algo malo, sin sacrificar por ello nada de importancia moral comparable, tenemos la obligación moral de hacerlo.” [ii]
Si bien el argumento hasta ahora no parece particularmente interesante, aceptarlo tiene unas consecuencias y ramificaciones enormes sobre la conducta en nuestra vida cotidiana, como veremos a continuación.
Esto es porque Peter Singer acertadamente señala que, en las sociedades actuales, estamos en esta situación del estanque poco profundo permanentemente, y sin embargo la gran mayoría de la gente no hace nada para ayudar. Pensemos cómo vive mucha gente en países en vías de desarrollo, como los países de África subsahariana. Mucha de esta gente no tiene acceso a recursos básicos como pueden ser la comida, el agua o los medicamentos. Sin embargo, esta situación tiene solución, y se podría sacar a millones de personas de la extrema pobreza con nuestras contribuciones económicas, sin suponer un gran esfuerzo personal para nosotros.
Si bien las personas en los países en vías de desarrollo no se encuentran a la misma distancia que el ejemplo hipotético del niño en el estanque poco profundo, esto debería resultarnos moralmente irrelevante. Aunque nos afecta de forma distinta a nuestras reacciones psicológicas y viscerales, no debería afectar al estatus moral de la persona sufriendo. No por encontrarse una persona más lejos de nosotros sus derechos desaparecen. Esto es un principio de imparcialidad, igualdad o universalidad que se encuentra presente en la mayoría de teorías éticas aceptables: a igualdad de condiciones, la distancia física es un factor moralmente irrelevante.
Desde el movimiento del Altruismo Eficaz pensamos que el auge de la globalización (los mercados mundiales), la interconexión internacional, y la posibilidad de una banca global, han cambiado radicalmente la faz de La Tierra. Hoy día, existen numerosas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) con proyectos en todos los países en vías de desarrollo, que pueden ayudar de una forma similar en la que nosotros podríamos ayudar al niño en el estanque poco profundo, si solo les diésemos más recursos, como dinero, para comprar productos que la gente pueda necesitar, desde comida, agua, medicamentos o materiales, hasta contratar a expertos que puedan construir infraestructuras o impulsar nuevas leyes. Por lo tanto, el argumento de que estamos a una gran distancia de la gente pobre o necesitada ya no sirve. Podemos ayudar a la distancia sin un gran esfuerzo o coste personal. Con una tarjeta de crédito y una página web, hoy día tenemos la posibilidad de salvar la vida de otras personas, vivan donde vivan.
Organizaciones solidarias en distintos países nos permiten ayudar a los demás de una manera muy importante. Un pequeño sacrificio en nuestras vidas, como puede ser no comprar el nuevo modelo de teléfono, no comprar una televisión más grande, ahorrarnos un viaje, con sus costes asociados de desplazamiento y hotel, o abandonar algún hobby particularmente caro, permitirían a una familia o una pequeña comunidad mejorar su bienestar significativamente, y en muchos casos salvar la vida de otras personas.
Ahora bien, el argumento de Singer es aún más profundo y provocador que esto, pues hemos dicho que tenemos la obligación moral de ayudar. Por lo tanto, la gente que vive sin ayudar se encuentra en realidad, ignorante o engañada sobre sus deberes morales hacia los demás. Pues generalmente pensamos la ayuda a los demás como un acto de caridad. Pero, si Singer tiene razón y la gente que no está ayudando está en una situación análoga a alguien que no ayuda al niño ahogándose en el estanque poco profundo, está cometiendo el grave acto de dejar morir a otras personas por omisión.
Si el acto no es meramente caritativo, sino una obligación moral, deberíamos cambiar radicalmente la manera en la que vemos a la gente. Generalmente, las ONGs solidarias mandan una carta de agradecimiento a aquellos que donan, pero, según este criterio de obligación, en realidad deberíamos reprochar moralmente a la actitud de los que no donan, mientras que la gente que dona está simplemente cumpliendo con su obligación moral.
Aquellos que malgastan dinero en comprar un coche nuevo, en renovar sus aparatos electrónicos cuando sus aparatos actuales aún funcionan bien, o en comprarse una casa innecesariamente grande, céntrica o lujosa, deberían ser moralmente reprochados por la mayoría de la sociedad por no cumplir con su obligación de cumplir con un deber moral que, en el fondo, es poco exigente. Tenemos obligación moral de despreciar el consumo innecesario y dar ese dinero a gente que realmente lo pueda aprovechar para causas moralmente más importantes, que realmente mejoren el mundo, como es el bienestar de los más necesitados, marginados y olvidados.
Las ayudas internacionales actuales no se corresponden ni demuestran el valor que otorgamos a las vidas humanas. Por ejemplo, actualmente los gobiernos dan el 0.2% y el 0.7% de su Producto Interior Bruto (PIB) a la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD). Esto se puede interpretar de muchas maneras, incluyendo:
un fallo profundo a la hora de priorizar causas,
una falta de interés inmoral y egoísta por parte del mundo desarrollado en ayudar a mejorar las condiciones de vida de las personas del mundo menos desarrollado,
no ser conscientes de nuestras obligaciones morales, o
un criterio moralmente equivocado e inaceptable que considera las vidas de las personas locales como muchísimo más valiosas que aquellos fuera de las fronteras, a pesar de que los de fuera estén en situaciones de mayor necesidad.
Sin embargo, este hecho tiene explicación. Nuestras categorías de lo que es moralmente obligatorio surgieron en un mundo que es profundamente injusto, y por lo tanto, deben cambiar. Los sistemas de justicia se ocupan en mantener el status quo, y no provocarán un cambio radical en nuestras sociedades sin un movimiento social que lo apoye con insistencia y vigor, como ocurrió en los movimientos sociales del sufragio de las mujeres o la abolición de la esclavitud.
La gente tampoco tiene un gran interés en promover un nuevo status quo donde sus intereses egoístas e inmediatos se vean perjudicados. La mayoría de las personas prefieren defender sus privilegios y lujos, y no sostener principios morales que vayan en contra de sus propios intereses egoístas. Sin embargo, todo esto debe cambiar.
En la Parte 2, respondemos a posibles objeciones que se podrían plantear a estas líneas argumentativas.
[i] Singer, P. (1972). Famine, Affluence, and Morality. Philosophy & Public Affairs, 229-243. El texto completo se puede leer aquí (en inglés). Existe alguna traducción del artículo al español bajo el nombre "Hambre, Riqueza y Moralidad".
Si quieres leer más, también puedes descargar gratuitamente el libro de Singer "The Life You Can Save" (en inglés) en su página web.
[ii] En el original: "if it is in our power to prevent something bad from happening, without thereby sacrificing anything of comparable moral importance, we ought, morally, to do it."
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